miércoles, 9 de junio de 2010

El fracaso de la huelga de funcionarios y el Gobierno de arriba abajo

Las cifras de seguimiento de la Administración indican un fracaso de la huelga de empleados públicos de ayer: las creo (no así las fantásticas de los sindicatos, un empecinamiento en negar la realidad a la postre contraproducente).
Las más bajas de toda España son las de La Rioja (tal y como reconocen los propios sindicatos). En particular, las de los trabajadores de la Comunidad Autonóma de La Rioja, y, entre ellos, los de Educación (menos de un 6% en Enseñanza Secundaria, y me parece una estimación generosa).
Pero no tengo la sensación de haber hecho el canelo, sino lo justo. Porque, como era previsible, el Gobierno ya se frota las manos: no va a encontrar oposición a la próxima reforma laboral (es decir, al próximo recorte de derechos laborales) entre los trabajadores. Ya nos van preparando los creadores de opinión, donde ya no hay espacio para disentir de la nueva hegemonía: la liberalización económica y el gobierno de arriba abajo.
 Portada del El Mundo, 9-VI-2010

Lo inevitable ya no se llama Providencia, sino Mercado: nueva coartada para el gobierno contra el pueblo:
"Mientras los sindicatos se debaten entre sus querencias y sus obligaciones, Zapatero hace lo propio entre sus deseos y lo que le marcan los mercados. Preferiría no hacer una reforma laboral tan contundente para evitar la huelga general, pero ahora no tiene margen de maniobra; está obligado a seguir los designios que le marcan otros desde fuera". 

Más difícil de leer, más farragoso, pero redundando sobre lo mismo, con más desfachatez, El País: los recortes sociales son inevitables, el Gobierno no podría retroceder aunque quisiera, y no tiene sentido, por lo tanto, ninguna huelga contra los gobernantes, meros ejecutores de una voluntad superior. (Sí, sí: un argumento increíble que demuestra que la prensa, como en otros tiempos, podría depender perfectamente del Ministerio de Propaganda):
"La huelga de ayer se convocó en protesta por los recortes del gasto público anunciados por el Gobierno en respuesta a las exigencias de la UE de una reducción eficaz del fuerte déficit público que permita recuperar la confianza de los mercados de deuda. Es sencillamente impensable que, como consecuencia de la de ayer o de la eventual futura huelga general, el Gobierno renunciara a ese ajuste, a riesgo de acentuar la desconfianza de las instituciones y mercados internacionales. Se trata por tanto de movilizaciones puramente expresivas de descontento, no ligadas a un objetivo posible.
Esto conecta con un problema del sindicalismo moderno: las huelgas se plantean contra el Gobierno, del que depende en buena medida su financiación, y en términos que con frecuencia agravan aquello que invocan como causa. Es el caso de la situación actual: solo de manera colateral puede considerarse al Gobierno responsable de la crisis actual, y en todo caso lo sería por resistirse en su momento a recortar el gasto social, no por lo contrario".
          

7 comentarios:

  1. Que no te sorprenda lo de El País, es más fascista que "La Sin-razón" y "El In-mundo". Además de traidor. No existe el periodismo libre. No hay periodistas libres. Solo voceros de la clase social de los políticos. Kurt Tucholsky tenía razón.

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  2. HUELGA GENERAL DE FUNCIONARIOS



    Rafael del Barco Carreras



    9-06-10. La primera huelga de que soy consciente, la de usuarios de los tranvías de Barcelona. Debía ser por 1956, bajaba yo del barco procedente de Palma de Mallorca, y diría que era el 29 que me dejaría en la Plaza Universidad. Iba vacío. En el trayecto me abuchearon, pero hasta que llegué a casa no entendí que se me dirigieran, e ignoro si comprendí lo que en casa me explicaron. Debió ser la primera vez en mi vida que tomaba conciencia de la palabra huelga. No fueron demasiados los que me increparon, pero recuerdo la imagen. Tenía 16 años.



    Ahora entiendo que aquello si era una HUELGA, no recuerdo si fue por subir 5 céntimos el precio del tranvía, 0.25 pesetas, o el del pan, que también provocó algunos altercados por entonces. Huelgas que salían del corazón, muy peligrosas, los grises no iban de broma. Ahora me pregunto si la palabra “huelga” puede definir la parodia actual y la realidad de entonces.



    Unos sindicatos, ¡grandes cuentistas!, que se proclaman “herederos e inspiradores de aquellas huelgas”, ¡qué fácil es atribuirse y apropiarse del dolor ajeno!, convocan la de funcionarios públicos porque les han bajado el 5% el sueldo. Quizá por algo parecido hubieran aparecido muertos por las calles de Barcelona. Franco jamás se hubiera atrevido a semejante ultraje, ¡bajar los sueldos, impensable! Porque a mi entender es más un ultraje que una medida aprovechable. Ese 5%, un grano de arena en el desierto de la quebrada España.



    Y aquí he de añadir, ¡se lo merecen!, y que por mí ¡como si los despiden a todos! El funcionariado español es la pura esencia de aquel franquismo, incluidos estos sindicatos que son lo más parecido a aquellos verticales de funcionarios a sueldo del Régimen. Y a los que me insulten, ya les anticipo la contestación, como en mi adolescencia, ni me afectará ni seré consciente. He tratado con tantos y de tantos departamentos del Estado, y tan negativo en general el resultado, que no puedo por menos que alegrarme de sus desgracias profesionales.



    Tenía programado un pequeño viaje y lo adelanté al lunes. A unas horas de salir del juicio por la corrupción en la Hacienda de Barcelona, cogí un autobús. Lo adelanté porque no quería sentirme vejado una vez más en honor y a favor de los funcionarios públicos. Gentes de las que solo he recibido desprecio, incomodidad y vejaciones. Que jamás me han aplicado, no ya algún favor, sino la parte legal más beneficiosa, y ni aun cuando obligado me he visto forzado a lo que llaman soborno, y yo “extorsión”, ha cambiado mi parecer, peor, porque pagar por lo que uno tiene derecho, es más vejación.



    En fin, ¡no caerá la breva de que despidan el millón que sobra!

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  3. Soborno es una palabra muy grave. Y, ¿en qué época vive usted? ¿Se trata de una distopía en la que los funcionarios tienen el poder sobre la Humanidad?
    "No quería sentirme vejado una vez más en honor y a favor de los funcionarios públicos. Gentes de las que solo he recibido desprecio, incomodidad y vejaciones. Que jamás me han aplicado, no ya algún favor, sino la parte legal más beneficiosa, y ni aun cuando obligado me he visto forzado a lo que llaman soborno, y yo “extorsión”, ha cambiado mi parecer, peor, porque pagar por lo que uno tiene derecho, es más vejación".

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  4. Susana, leí con placer tu presentación de Kurt Tucholsky, aunque no el texto (lo tengo en pendientes). Una grata sorpresa: un intelectual de izquierdas que añadir a la nómina del culturalmente fascinante periodo de entreguerras.
    El País, ¿fascista? Aunque traidor tampoco: porque para eso necesitaría haber sido leal en algún momento.

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  5. Pero Jesús, ¡qué injusto! Con lo buena gente que tú eres, que ni aun cuando eres crítico te sale una mala palabra, que no ofendes a nadie... Y resulta que en tu blog solo comentan los resentidos y los incendiarios (el primero es el abuelete, la segunda soy yo). ¡¡¡Quiere que te despidan!!! Mire señor, yo le juro que este funcionario es buena persona, que hasta hace huelga por solidaridad, no por seguidismo o partidismo.

    ¿Qué le habrán hecho los funcionarios? ¿Le cerraron la ventanilla 5 minutos antes de acabarse el plazo para convertirse en funcionario, que era el sueño de su vida? Yo creo que se lo tiene que mirar con un psicoanalista.

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  6. Ja, ja, ja.
    ¡Gracias por el apoyo, Susana!
    Disculpa que te llamara incendiaria... ¿Te gustó?

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  7. Nada que disculpar. Sí, me gustó, aceite de argán para mi ego.

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