martes, 3 de mayo de 2011

Tres de mayo, Octavio Paz, Alechinsky

Central Park
              
Verdes y negras espesuras, parajes pelados,
río vegetal en sí mismo anudado:
entre plomizos edificios transcurre sin moverse
y allá, donde la misma luz se vuelve duda
y la piedra quiere ser sombra, se disipa.
Don´t cross Central Park at night.

Cae el día, la noche se enciende,
Alechinsky traza un rectángulo imantado,
trampa de líneas, corral de tinta:
adentro hay una bestia caída,
dos ojos y una rabia enroscada.
Don’t cross Central Park at night.


 Pierre Alechinsky, Composition (1987)
Fuente: arteediciones

No hay puertas de entrada y salida,
encerrada en un anillo de luz
la bestia de yerba duerme con los ojos abiertos,
la luna desentierra navajas,
el agua de la sombra se ha vuelto un fuego verde.
Don’t cross Central Park at night.

El espejo es de piedra y la piedra ya es sombra,
hay dos ojos del color de la cólera,
un anillo de frío, un cinturón de sangre,
hay el viento que esparce los reflejos
de Alicia desmembrada en el estanque.
Don’t cross Central Park at night.

Abre los ojos: ya estás adentro de ti mismo,
en un barco de monosílabos navegas
por el estanque-espejo y desembarcas
en el muelle de Cobra: es un taxi amarillo
que te lleva al país de las llamas
a través del Central Park en la noche.


Octavio Paz, Árbol adentro (1987)

Confieso que llegué a este poema gracias a la versión que cantó Loquillo, con arreglos de Gabriel Sopeña, en su disco "La vida por delante" (1994). Ahora desearía no haberla oído nunca, y disfrutar plenamente de la propia musicalidad del poema, de sus misterios y su belleza. (No obstante, la canción de Loquillo puede escucharse online y descargarse aquí, por cortesía de ivoox.)
 
El cuadro de Alechinsky que se supone inspiró el poema de Octavio Paz fue su primer Central Park (de 1975), que puede verse, junto con el resto de la serie, en Spaightwood Galleries.

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