Curiosidades. Hace poco mi amiga Susana escribía en su blog sobre la carga negativa que se ha asociado siempre a zurdos y, en general, a lo izquierdo. Pues acabo de encontrar una excepción: este cuadro del Greco, en el que a la derecha de Jesús se encuentran los pecadores, esperando a que caiga sobre ellos el látigo (que, no obstante, apenas se ve, y que Jesús sostiene sin energía, de un modo incapaz, por sí solo, de justificar el pánico que provoca). Y a la izquierda de Jesús están los justos, los sabios, a quienes se dirige la otra mano, la mano izquierda, en un gesto acogedor, completamente discordante con la escena.
Aquí se salvan los que están a la zurda del Señor, quien los acoge con su mano izquierda.
Por lo demás, y curiosidad aparte, este cuadro me encanta. Las imágenes flotan sin anclaje en el espacio, como seres celestiales (el más celestial, Jesús), y participan en una danza silenciosa en la que las contorsiones del cuerpo son desmentidas, anuladas, por una serenidad extática.
El Greco, Jesús echa a los mercaderes del templo (1600)
¡Cierto! Es muy Matrix.
ResponderEliminarSí, es algo habitual en el griego. A veces coloca a la izquierda a los personajes moralmente superiores. Pero es que en el arte renacentista y, sobre todo, en el manierista, es recurrente.
Una de las razones por la que muchas figuras sagradas y/o moralmente superiores para el catolicismo están a la izquierda es la pugna con los pintores ortodoxos y protestantes. Por ejemplo, en los iconos rusos y bizantinos, Gabriel está normalmente situado a la derecha, de manera que, por esa razón, los pintores católicos solían colocarlo a la izquierda. Excepto, curiosamente, en La Anunciación del Greco (la de 1605), que está a la derecha. Claro que, en este sentido, unos afirman que El Greco era ortodoxo, mientras que otros creen que formaba parte de la minoría católica cretense o que se convirtió al catolicismo antes de marcharse a Venecia. Chi lo sa.
Otra curiosidad. Algunos podrían llamar desagradecido a El Greco. Lo digo porque en Venecia fueron los mercaderes (y no los papas) quienes impulsaron y financiaron a los pintores manieristas, incluido él. (Hay otra "Expulsión de los mercaderes", de 1570, que es cuando se encontraba en Venecia).