"Una vez más me he extendido demasiado. Pero lo que verdaderamente quería que supiera era esto. Soy un ser humano que, en cierto momento, perdió su propia vida y ha vivido más de cuarenta años acompañado de esa vida perdida. Como persona que se encuentra en esta situación, creo que la vida es mucho más limitada de lo que piensan las personas que están en pleno proceso vital. La luz brilla durante un limitado y brevísimo espacio de tiempo en el acto de vivir. Quizá sólo unas decenas de segundos. Una vez se ha ido, si has fracasado en el intento de alcanzar la revelación que se te ofrecía, no tienes una segunda oportunidad. Y luego deberás pasar el resto de tus días dentro de una profunda soledad sin esperanza ni remordimiento. En este mundo del crepúsculo, la persona ya nunca podrá esperar nada. Lo único que poseerá serán los restos efímeros de lo que pudo haber sido".
Fragmento de la segunda carta del Teniente Mamiya al señor Okada, Haruki Murakami, Crónica del pájaro que da cuerda al mundo (1994), cortesía de Scribd.
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