César Galiano Royo, con quien tengo el gusto de discrepar (que es una práctica constructiva e instructiva si se asume de forma dialogante), en esta ocasión respecto al conflicto de los controladores aéreos ("Los controladores aéreos españoles", 6 de diciembre de 2010), me sugiere leer el artículo de Francisco Balaguer, Catedrático de Derecho Constitucional, en respaldo de la constitucionalidad de la reciente declaración del estado de alarma por parte del Gobierno: "El colectivo Eyjafjalla" (Público, 8 de diciembre de 2010); el original ahora no está accesible (¿se habrá arrependito el periódico de haberlo publicado?), pero puede consultarse a través de Reggio's. El experto en Derecho Constitucional argumenta que el estado de alarma está motivado y no limita los derechos y libertades de la población (se supone que incluidos los de los controladores). Resulta muy jugoso (incluso tronchante). Y me ha inducido a bucear un poco en las fuentes originales: siempre lo hago, si dispongo de tiempo, porque aprendo mucho; es una inversión en "educación para la ciudadanía".
Fuente de la imagen: Diseccionando a El País,
"Decreto de Estado de Alarma y deriva autoritaria del PSOE" (4 de diciembre de 2010)
El artículo de Francisco Balaguer me ha
llevado a consultar la "Ley Orgánica 4/1981, de 1 de Junio, de los estados de alarma, excepción y sitio", que regula los estados de
excepcionalidad contemplados en la Constitución (recomiendo la sinopsis sobre el artículo 116 disponible en la web del Congreso de los Diputados, que contiene su interpretación así como referencias y enlaces a las leyes que conciernen al mismo) y el texto del Real Decreto por el que se declara el estado de alarma, publicado en el BOE el 4 de
diciembre de 2010. Y creo que la interpretación de la ley que hacen el
Gobierno y el propio Francisco Balaguer Callejón resulta abusiva. ¡Han
convertido a los controladores públicos, ni más ni menos, que en una
fuerza de la naturaleza! Porque no otra cosa es capaz de desencadenar
sucesos que por definición escapan a la voluntad humana: "catástrofes,
calamidades o desgracias públicas tales como terremotos, inundaciones,
incendios urbanos y forestales o accidentes de gran magnitud". Además, el Gobierno se escuda en que la negativa de los controladores aéreos de acudir a trabajar les convierte en responsables de un delito de secuestro puro y duro; no puede ser de otra manera, ya que la mera cancelación de vuelos no parece suficiente para afirmar que los controladores aéreos están impidiendo a los españoles el ejercicio del "derecho a la libre circulación
por todo el territorio nacional". La conclusión, preocupante, es que el Gobierno ha recurrido a declarar el estado de alarma sin una causa suficiente, de manera irresponsable, con grave perjuicio para el funcionamiento normal de las instituciones democráticas y una inaceptable falta de respeto a las garantías establecidas por la Constitución.
De todos modos, la más que previsible posibilidad de que este
recurso improcedente al estado de alarma quede impune y reciba el amparo
de la legalidad vigente me hace reconsiderar las palabras de Íñigo
Errejón en Rebelión ("Controladores aéreos, dictadura y consenso", 7 de diciembre de 2010):
"(...) La naturaleza del poder estatal reside en su última ratio, en hasta dónde puede hacer llegar sus instrumentos coercitivos para la regulación social. Es efectivamente en las situaciones de excepcionalidad, de suspensión de los derechos y garantías que protegen a los individuos del poder omnímodo estatal, cuando éste se revela en toda su envergadura".
Seguimos con la misma cantinela, Jesús. Tú, criticando el modo de actuar del gobierno; y yo, criticando el modo de actuar de los controladores. Son cosas distintas. Y me enroco: ya en el siglo XIX debatieron los internacionales acerca del significado del término "trabajador" y, al parecer, todavía no está resuelta la cosa. Yo no puedo concebir a los controladores como un simple "colectivo de trabajadores" cuyos hechos puedan ser regulados del mismo modo que los del "colectivo del metal", pongo por caso. Sus responsabilidades son muy otras. Y tratar de simples trabajadores a los controladores aéreos sería como tratar de tales a los obispos. Tanto unos como otros están muy lejos del pueblo que, en mi opinión, sí forma el colectivo de los trabajadores (me refiero a ese pueblo que no pudo disfrutar de su derecho a desplazarse).
ResponderEliminarEn cuanto a la opinión del Catedrático de Derecho Constitucional, no estoy de acuerdo en algunos de los puntos que expone, claro, pero considero que, en lo que respecta a la Constitución, ha de saber más un Catedrático de Derecho Constitucional que alguien que no es Catedrático de Derecho Constitucional como tú y yo. Las leyes son interpretables, aunque eso no quiere decir que yo tenga que estar de acuerdo necesariamente con la interpretación que se les dé. El gobierno no actuó bien: debería tener resuelto el problema hace meses. Pero la actitud de los controladores sigue pareciéndome intolerable.
La actitud de los controladores es intolerable, pero la actuación del Gobierno antes (que ha provocado esa actitud), durante y después lo es aún más. Y es infinitamente más grave.
ResponderEliminarTengo muy claro desde el principio (más allá de estar predispuesta por mi aversión más que justificada hacia estos gobernantes) que el Gobierno ha interpretado la legislación a su antojo. A criterio de algunos hábil y justificadamente, a criterio de otros (estoy entre ellos) interesada y dictatorialmente.
De todas formas, aun suponiendo que la legislación les avalase, que insisto no es el caso, ¿acaso la Constitución y el resto de corpus legislativo son incuestionables? Yo encuentro ambigüedades y vacíos en la Constitución casi cada día.
El pueblo está cabreado porque la huelga encubierta la han hecho unos ricos que les han impedido irse de vacaciones (o lo que sea). Y ahora se justifica todo o casi todo aquello que los proscriba, legal o ilegal.
Imagínate si mañana los docentes decidimos hacer lo mismo. A ver si acierto. El gobierno nos convertirá en proscritos igualmente, declarará el Estado de Alerta, nos enviará a los militares para "pacíficamente convencernos" de volver a nuestro trabajo y nos echará al pueblo encima: "esos funcionarios privilegiados, con tres meses de vacaciones al año más festivos, que lavan el cerebro a nuestros hijos, hacen de ellos lo que quieren en los colegios y encima se quejan porque los niños se defienden soltando alguna colleja en defensa propia..."
¡Vivan las interpretaciones justificadas!
No es cosa mía, que conste. Insisto en que nadie actuó como debería haber actuado. Pero copio el comentario que Benjamín ha hecho en el blog de Eusebio:
ResponderEliminarTomando como lema "nada es verdad ni mentira ...". Intento, antes de opinar, documentarme todo lo posible. He sido representante sindical y siempre defendere el derecho de huelga. No solo por que es legal, tambien es necesario para los intereses de todos los trabajadores. El problema comienza cuando determinados colectivos "muy elitistas" desde su punto de vista, crean en exclusiva los suyos. Es totalmente legal, pero pueden terminar por ser muy arbitrarios.
Recomiendo repasar la Ley 21-2003 de 7 de Julio (que magnífico día para publicarla) sobre Seguridad Aérea. Ley que se puede ver en:
http://noticias.juridicas.com/base_datos/Admin/l21-2003.t1.html#a4
Fué bajo un gobierno del P.P. cuando se desarrolló. Algo que ahora parecen olvidar. ¡Esto de la falta de memoria empieza a se muy preocupante!. En general, no solo de los políticos. Tambien de la sociedad.
Dicha Ley en el Artículo 4 dice:
El Ministerio de Defensa ejercerá siempre el control de la circulación aérea operativa y, en tiempos de conflicto armado, el control de la circulación aérea general. También ejercerá el control de la circulación aérea general en los siguientes casos:
a.Cuando el Presidente del Gobierno decida que esta competencia sea ejercida por el Ministerio de Defensa, por concurrir circunstancias extraordinarias que así lo aconsejen.
b.Cuando se den situaciones de emergencia, declaradas por el Ministerio de Defensa.
El Artículo 58:
En todo caso, quienes ejerzan funciones o tengan responsabilidades vinculadas al control del espacio aéreo y a la seguridad del tránsito y del transporte aéreos, tanto en vuelo como en tierra, no podrán, sin causa justificada, abandonarlas o renunciar a su ejercicio en tanto no sean debidamente relevados o sustituidos.
Los controladores, es mi opinión, se han pasado en el "pulso al gobierno", no solo con ausentarse. Es que dejaron inoperativos los sistemas, llevándose las claves de los mismos.
Esto no se puede hacer.
El blog de usebio, que por lo general habla exclusivamente de Nájera, es:
http://sisecallaelcantor.blogspot.com/
César. Te entiendo muy bien y casi te comprendo. (El primer impulso que yo y todos tendríamos con un controlador aéreo delante sería utilizarlo como saco de boxeo. Es broma. O no tanto). También me queda claro que te documentas apropiadamente. Pero mi cabreo con el Gobierno es infinitamente mayor que mi cabreo con los controladores.
ResponderEliminarMe he parado y he pensado un rato largo en un párrafo de "El colectivo Eyjafjalla", de Francisco Balaguer Callejón en Público:
"Es cierto que este tipo de calamidades suelen ser provocadas por fenómenos naturales y no por seres humanos. Es decir, en condiciones de normal funcionamiento social no hay colectivos tan poderosos –salvo los especuladores bursátiles– capaces de provocar un daño tan importante como el generado en sólo unas horas por los controladores aéreos. Sin embargo, la posición de los controladores les ha otorgado un poder enorme, capaz de afectar a las vidas de cientos de miles de personas con una decisión irresponsable."
Y me pregunto: ¿acaso no llevamos en Estado de Alarma (no declarado pero muy real) desde hace más de dos años por culpa de los especuladores bursátiles y los gobiernos?, ¿qué es la crisis económica entonces?
No me estoy desviando del tema. No son temas distintos. Lo que quiero decir es que ZP y su Gobierno, empleados ricos (como los controladores) de los peces gordos, de los especuladores, del FMI y del resto de organizaciones económicas nacionales e internacionales, han utilizado hábilmente a un colectivo odiado y odiable como conejillo de indias para desviar la atención, les han invitado a la huelga ilegal y los han echado a los leones.
Y lo que es peor, han sentado un precedente muy peligroso en forma de militarización y maneras dictatoriales para justificar su incompetencia en cualquier negociación, así como para maquillar su papel en la crisis económica y su incapacidad para atender a los ciudadanos (porque verdaderamente no quieren atenderles), tengan o no razón.
De ahora en adelante, cualquier movimiento individual o colectivo de la población, no deseado por el Gobierno, podrá estar conveniente y "justificadamente" sujeto al Estado de Alarma y a las decisiones (decretazos) de estos dictadores, también empleados ricos y en huelga ilegal y perpetua con respecto a sus ciudadanos.
Susana, no seré yo quien defienda al gobierno de Zapatero, eso te lo aseguro. Y estoy de acuerdo contigo en muchas de las cosas que dices. Pero, puestos a pensar, me pregunto...
ResponderEliminarImaginemos que todos los transportistas de alimentos están organizados en un único sindicato y que un buen día, sin avisar, deciden no acudir al trabajo. Es decir: las grandes ciudades como Madrid y Barcelona se quedan sin alimentos, así, de repente. Millones y millones de personas afectadas. He vivido unos cuantos años en Barcelona y solo con imaginar tal cosa me echo a temblar. ¿Qué habría que hacer, entonces? ¿Defender los derechos del “colectivo de transportistas”, por el hecho de ser un “colectivo de trabajadores”, frente a los derechos de diez millones de trabajadores, que pertenecen a otros muchos colectivos y que tienen hambre? Lo pregunto en serio, sin segundas. A mí tampoco me gusta el ejército como medio de solucionar las cosas. O sea que insisto: ¿qué habría que hacer?
Cesar. Buscar una solución dialogando y negociando, que es tarea de un gobierno democrático. Y antes de ese supuesto caos, dialogando y negociando, no dar pie a llegar a esa situación. Claro, en el supuesto de contar con un gobierno medianamente democrático y preocupado-ocupado por/en sus ciudadanos. Que es lo que nosotros no tenemos (porque están ocupados en otros menesteres). Que es lo que ha dado lugar a esta situación y dará lugar a otras similares o peores.
ResponderEliminarEn este estado de cosas, o sea, con un gobierno que no gobierna, con maneras dictatoriales, insisto, apoyaré cualquier huelga, descubierta o encubierta (el marbete "ilegal" pertenece al gobierno y a sus voceros los medios), la haga quien la haga.
Para Benjamin: Espeluznante lo que rebela apelar a "la Ley 21-2003 de 7 de Julio (que magnífico día para publicarla) [¡qué apropiado comentario taurino, que predefine la actitud hacia el chivo (perdón, toro) expiatorio por parte de quien lo escribe!] sobre Seguridad Aérea. Ley que se puede ver en:
ResponderEliminarhttp://noticias.juridicas.com/base_datos/Admin/l21-2003.t1.html#a4
(...) [Suprimo un comentario favorable al PP, que fue quien se ocupó de afilar la herramienta jurídica de represión.]
Dicha Ley en el Artículo 4 dice:
El Ministerio de Defensa ejercerá siempre el control de la circulación aérea operativa y, en tiempos de conflicto armado, el control de la circulación aérea general. También ejercerá el control de la circulación aérea general en los siguientes casos:
a.Cuando el Presidente del Gobierno decida que esta competencia sea ejercida por el Ministerio de Defensa, por concurrir circunstancias extraordinarias que así lo aconsejen.
b.Cuando se den situaciones de emergencia, declaradas por el Ministerio de Defensa."
Es decir, que no hubiera hecho falta recurrir a un Decreto Ley para declarar el estado de alarma (supuesto b), al Gobierno le hubiera bastado con ejercer su potestad para poner, por decisión de Zapatero, a los controladores aéreos bajo el mando del Ministerio de Defensa. ¿Por qué no lo hicieron? Les parecería muy chocante de cara a los ciudadanos: un espectáculo propio de un golpe de Estado. Por eso Zapatero optó por "guardar las formas" democráticas, proclamando un estado de excepcionalidad, el estado de alarma, previsto para auténticas "situaciones de emergencia". ¡Abajo la Ley de Defensa de la República!