Fuente: IMdB
Al salir, he preguntado a los alumnos de los que soy tutor, de 4º de la ESO, si se habían enterado de cuál era el tema de la película. Y uno de ellos, Yahya, de origen marroquí, que tiene un gran sentido del humor (signo de fina inteligencia), me ha contestado:
-Sí: que un mexicano puede ser piloto.
¡Bravo! Yo no podría resumirlo mejor.
(Por cierto, otro libro que he citado recientemente, Slavoj Zizek, El año que soñamos peligrosamente, Akal, Madrid, 2012, es deudor, ¡aunque no lo cita ni una sola vez!).
Pues bien, la película ilustra claramente la tesis de Bauman, es decir, la visión que desde la sociedad "normal", la de los integrados, se da de los pobres: la pobreza es una elección. Los pobres pueden superar su situación, integrarse en la vida consumista, si obedecen la ética del trabajo. Si no lo hacen, son culpables, y no merecen ayuda; a menudo, merecen castigo, porque caen fuera de la ley y de lo éticamente correcto: consumen drogas, forman pandillas de delincuentes juveniles. Incluso la película censura indirectamente la culpabilidad de las madres solteras, en este caso adolescentes: cuando el protagonista, el chico "responsable" le insiste a la protagonista, la chica "irresponsable" y autodestructiva, para usar un condón en su primera relación sexual.
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