El solsticio de verano (con tres semanas de retraso) me enteré de la muerte de César Galiano Royo, a quien tuve el placer de tratar, brevemente en persona, y con más frecuencia en el ciberespacio.
Se consume el verano en el equinoccio, y no quiero dejar de recordarle, aunque sea de modo tan fugaz y con tanta dilación.
César amaba escribir y decidió vivir del modo que amaba. Era alguien valiente y admirable.
Max Ernst, Rose Blume II (1966)
Fuente: MutualArt.com
Espero llegar a merecer la dedicatoria que me regaló, llena de dobles sentidos (señal de la abundancia de ingenio), junto con un ejemplar de su novela El día de Barcelona:
"Para Jesús, estudioso anarquista y escritor".
Me esforzaré para no dejar de escribir y de aprender. Y, también, para convertirme, algún día, en auténtico anarquista.