Los historiadores nos parecemos a los investigadores del CSI (Crime Scene Investigantion), el cuerpo de policía científica cuyo quehacer idealiza la famosa serie de televisión del mismo nombre. Nos parecemos en nuestro método de búsqueda de la verdad: a través del examen minucioso de las pruebas, vestigios, en suma, de un suceso cuyo verdadero acontencer nos resulta desconocido y enigmático. Porque ambos partimos de la misma base: todo deja una huella en el pasado, que se puede rastrear y reconstruir (una similitud de paradigma científico entre detectives e historiadores que ya descubrió Carlo Ginzburg en su clásico artículo "Indicios. Raíces de un paradigmna indiciario", 1979, original que he encontrado disponible en italiano). Y no sólo por eso, si estamos de acuerdo con Walter Benjamin: también nos parecemos en la convicción de que toda huella procedente del pasado puede ser considerada la huella de un crimen.
William Petersen en el papel de Gil Grissom (IMDB)
Walter Benjamin afirmó que todo momento del pasado, incluso los periodos de aparente esplendor y dicha, incluso aquellos en los que surgieron las obras cumbre de la civilización, se cimentó en realidad sobre la explotación de las masas, situaciones en las que la mayor parte de individuos vivían sometidos a poderes coactivos. Y este amplio sustrato predominante, la historia de los vencidos, ha sido sistemáticamente silenciado por la historia oficial, con lo que los vencidos resultan serlo por partida doble: en su época y en la posteridad. Así hasta que una generación consiga conquistar la libertad, redimirse a través de un acto consciente, de voluntad transformadora, momento en el que la Humanidad se apropiará de la Historia y podrá percibirla completa: entonces los hombres, hermanados con las víctimas, poseerán su propia Historia.
La historia es la historia de los vencidos, la historia de la opresión, la historia, en suma, de un crimen. Y es a los investigadores, a los CSI y, también, a los historiadores, a quienes les compete desenmascararlo.
La historia es la historia de los vencidos, la historia de la opresión, la historia, en suma, de un crimen. Y es a los investigadores, a los CSI y, también, a los historiadores, a quienes les compete desenmascararlo.
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