jueves, 1 de diciembre de 2011

Gira la rueda... ¿volverán a engañarnos?

Deberíamos preguntarnos lo fundamental: ¿funciona el capitalismo?
La crisis económica nos prepara para ello, pero es un regalo envenenado: temo que, en los momentos de pánico que se avecinan, la lucidez escasee. Mal se puede construir una contrahegemonía de la solidaridad (sólo improvisada a costa de errores) cuando la hegemonía inculca el individualismo, el "sálvese quien pueda". Y la destrucción que la crisis dejará a su paso, y las cotas de poder que en el transcurso irá cediendo la ciudadanía (cada vez más súbdito, cuando necesita empoderamiento para hacer valer sus derechos), tendrán, como única consecuencia, que la gran mayoría viviremos peor.


Edward Burne Jones, "La Rueda de la Fortuna" (1888)
Fuente: Daily Artist

La necesidad de "rescates" una vez estallada la burbuja inmobiliaria y financiera parece evidenciar que el mercado, por sí sólo, fomenta comportamientos depredadores y dañinos. Sus motores, de probada eficacia, son la codicia o, más bien, el apetito del poder, en una sociedad mercantilizada en la que dinero es poder.
No andaban desencaminados aquellos anarquistas que aquí en La Rioja, durante la insurrección libertaria de diciembre de 1933, quemaron el dinero en la plaza de su pueblo. Tal vez se repita la escena en estas tierras, pero demasiado tarde: cuando el dinero ya no valga nada. Arderá inútilmente.
Tal vez.
     

4 comentarios:

  1. Fíjate Jesús, pienso que más que un problema de indefensión, insolidaridad, individualidad y miedo de las personas, que también, es casi más un problema de falta de conciencia y ética y, además, de exceso de estupidez colectiva. ¿Involución? Me explico...

    Justo antes de leer tu entrada, he visto el siguiente vídeo que me ha pasado un amigo:
    http://www.youtube.com/watch?v=MmJH5PgJecA

    Y he pensado: ¿Sabes que es lo increíble de esto? Que la mayoría de la gente lo sabe y volvería a votarles igualmente. Porque la conciencia y los principios solo son un susurro lejano. Y la gente piensa que necesita ser gobernada sí o sí, y que el esclavismo económico y humano ha de producirse sí o sí.

    En este estado de cosas una se pregunta: ¿En qué punto, qué ha de ocurrir para que la resignación y la apatía cedan su espacio a la conciencia y la acción?

    Me siento absolutamente nihilista.

    P.S. Los incidentes libertarios riojanos del 33 fueron un 15M más cargado de voluntad de cambio de sistema que este de hoy, que mayoritariamente no lo cuestiona.

    Besos...

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  2. ¿Qué te voy a decir, Susana? Cuando hablo de la hegemonía me refiero a lo mismo que señalas en tu comentario: la convicción generalizada de que el sistema actual es el único posible. Por mucho que tenga fallos, injusticias y estafas descaradas (el vídeo que me recomiendas demuestra lo que mueve a muchos políticos, simple apetito de poder).
    La hegemonía produce la forma más extendida de nihilismo: no hay nada que hacer.
    Pero yo no me siento tan nihilista como tú en el momento de escribir el comentario. Claro que no es fácil fabricar una hegemonía alternativa, basada en el pensamiento crítico y la capacidad de actuación de los hombres, en vez de en la pasividad sumisa. Pero es la única posibilidad real que existe para cambiar las cosas, para que las personas recuperen las riendas de su vida y de la historia.
    Con respecto a tu posdata, yo no me atrevería a decir (creo que tú tampoco) que "los incidentes libertarios riojanos del 33 fueron un 15M", aunque entiendo lo que quieres decir, te refieres al 15M como rebeldía y deseo de cambio. La insurrección libertaria fue en realidad mucho más, una auténtica revolución; a la postre, derrotada. La diferencia cualitativa la mencionas también, y reside en la voluntad: los libertarios riojanos del 33 sabían bien lo que querían y se dispusieron a conseguirlo por sí mismos. Pero la mayor parte de los historiadores y de nuestros contemporáneos no lo entiende: piensa que eran meros ilusos, unos pobres ingenuos que estaban equivocados. De nuevo, es la hegemonía la que habla. La suprema impotencia que, empezando por el pensamiento, se traduce en sumisión en el plano de los actos.
    Perdona que me extienda tanto. Por eso me resisto a empezar a escribir, y lo suelo retrasar: porque me acabo engolfando.
    Besos, eres un ángel:
    Jesús

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  3. Amigo:

    Creo que la pregunta fundamental es aún mayor: ¿funciona el ser humano? ¿o somos un montón de imbéciles avariciosos y hambrientos de poder?

    Saludos!!

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  4. Por supuesto... En el fondo está la cuestión de la naturaleza humana, y si ésta puede modificarse a través de la educación y el hábito.
    Saludos desde este lado de la galaxia.

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