domingo, 19 de abril de 2015

Todas las burgas serán de lubín

Empiezo con una cita solemne (que me recuerda a los primeros ensayos de La estrategia de la ilusión, de Umberto Eco): 


"El museo era, sin duda, lo que más había llamado la atención de Ruiz cuando lo había visitado anteriormente [como parte del centro comercial llamado divertidor]: poder descubrir, evocado en espacios de emocionante verosimilitud, cómo los romanos ateos convertían en espectáculo a los creyentes devorados por terribles fieras salvajes, cómo morían de hambre y de sed los familiares de los faraones en lo profundo de sus tumbas herméticas, los atentados de los primeros terros contra los edificios más grandes de su época, los aplausos de los españoles al enterrar a alguien famoso, las señales de dolor mundial con ocasión de la muerte de los líderes religiosos más influyentes, los sacrificios de los Padres Banqueros para seguir manteniendo el Orden Liberal frente a las fuerzas oscuras de los autoritarismos igualitaristas".


Me gusta la ciencia-ficción cuando tiene cierta cualidad: hablarnos del presente, mostrarnos su esencia, lo primario permanente, o bien lo mucho que tiene de convencional. José María Merino, en Las puertas de lo posible (Páginas de Espuma, 2008), consigue ambas cosas.





Es un libro de cuentos, que lleva como subtítulo "Cuentos de pasado mañana". No le había leído hasta ahora, pero José María Merino demuestra maestría como escritor, con destellos memorables entre una lectura amena y fácil, y un tono sostenido muy característico, en parte humor negro, que recorre y conecta todas los relatos.


"Como título yo le había propuesto el de Crónicas distópicas, que incluye un neologismo cuyo sentido se contrapone al concepto de utopía en cuanto... <>. Así, la distopía sería un sistema pesimista. Pero Merino piensa que lo que en la mayor parte de este libro se refleja, completamente realizado en ese futuro que espera a los habitantes del planeta Tierra, aún podría ser peor.
Va a resultar que Merino no es pesimista: él dice que continuar intentando hacer literatura en los tiempos que corren es una buena muestra de tal actitud".



Mi favorito, sin duda: "Lubines".


"Habrá un momento en el que todas las burgas del universo se harán con carne de lubín".


En el futuro de los cuentos existirán neologismos tan parecidos a los actuales que parecen ya en circulación, como burga (una referencia, supongo, al argot de La naranja mecánica). Un glosario los recoge al final. Mi favorito:


"ESNICOLAS
Sustancia refrescante que, en lugar de ser bebida y tragada, se aspirará por la nariz".
Es Nicola

Por otra parte, el lenguaje habrá sido mutilado hasta constituir un repertorio semántico muy reducido (una clara referencia a la neolengua sobre la que ya nos advirtió George Orwell en 1984). Una razón más por la que considerar también entre los predilectos "Poca cabeza". Y no haré un spoiler.

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