lunes, 21 de diciembre de 2015

El País pide un pacto entre PP y PSOE

Analizaré el editorial de El País sobre el resultado de las elecciones generales de ayer. Pretendo desentrañar su razonamiento, dirigido en principio a un círculo de lectores cómplices (iniciados), tendentes a excusar el tono sibilino (y tal vez a exigirlo). Sólo introduzco algunos comentarios propios entre corchetes, y acabo con una reflexión final. La línea principal de la argumentación corresponde al editorial de El País, y no a mí.

Pedro Sánchez inicia su carrera hacia la presidencia de España con un acto en el Teatro Circo Price (qué oportuno) de Madrid, el 21 de junio de 2015. Fuente: Libertad Digital


El editorial se titula "Cambio y estabilidad" (El País, 21 de diciembre de 2015).
El cambio se refiere al fin del bipartidismo, con la entrada de "los dos partidos emergentes", Podemos y Ciudadanos, "en el sistema español de partidos". El PSOE ha registrado un mínimo histórico, y, si sigue en la oposición, sufrirá un desgaste aún mayor. [Efectivamente, si ya hay una derecha (PP), un centro (Ciudadanos) y una izquierda (Podemos), ¿qué espacio le queda al PSOE, ya relegado a tercera fuerza, y muy lejos del poder, en varias Comunidades Autónomas?] Al PSOE "el desgaste de su tarea de oposición le afecta como uno de los pilares del sistema de partidos democráticos".
La estabilidad viene de un pacto que asegure "la gobernabilidad de España", porque "los ciudadanos quieren que se consensúen las políticas principales". El resultado de las elecciones "refleja los deseos de los españoles, que piden negociación y consenso, en buena parte hartos de los enfrentamientos sin salida a los que condujeron en el pasado las situaciones muy polarizadas". [Nótese que "situaciones muy polarizadas" sólo han podido enfrentar, dado que se trata del pasado, a PP y a PSOE. El caso es que la emergencia de Podemos introduce una mayor polarización, circunstancia que interpreta a la inversa el editorial: ve deseo de consenso donde sólo se puede constatar una mayor división entre el bipartidismo tradicional y los partidos emergentes.]
"Los principales actores constitucionales" tendrán  que dar lo mejor de sí mismos para "dotar de estabilidad al sistema". [¿De qué me suena esto de "constitucionales"? Es la terminología que se usó en el País Vasco cuando el lehendakari Ibarretxe lanzó su proyecto de consulta soberanista. Los "partidos constitucionalistas" era, entonces, el PSOE y el PP. No olvidemos que en la actualidad plantea un desafío similar el proceso independentista de Cataluña, con su propio proyecto de referéndum.]
"En definitiva, después de cuatro años en los que el diálogo político ha brillado por su ausencia [de nuevo, desde cuatro años atrás sólo puede referirse a un "diálogo político" entre PP y PSOE], los partidos tienen que retomar la vía de la negociación para acometer los problemas que tiene nuestro país. Esta es la mejor manera de responder al mensaje de las urnas". Y es que "muchas de las esperanzas depositadas por los electores en las urnas se verían frustradas si el proceso desembocara en exigencias maximalistas o bloqueos que impidan sacar partido al cambio de sistema".

Vaya, todo esto para decir que el PP y el PSOE deben llegar a un gran acuerdo, un gobierno de unidad nacional, para garantizar la estabilidad y la gobernabilidad de España. El País ha hablado. El PSOE debe volver al gobierno, para "sacar partido al cambio de sistema", es decir, la debilidad del PP, y seguir nutriendo clientelas. Porque se juega la supervivencia. Creo que, si el PSOE sigue su consejo, sólo conseguirá acelerar su caída, por otra parte tan necesaria para renovar el sistema de partidos. 


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