jueves, 16 de junio de 2011

El 15-M / Democracia Real Ya: incapacidad de pensar más allá de la vieja política

Pero de la política en la peor acepción de la palabra: la del enfrentamiento, la del odio al contrario, al que piensa diferente. Es triste, muy triste: pero no violencia todavía, aunque se empeñen.
La palabra "violencia", utilizada por las autoridades al calificar los incidentes de ayer por la mañana ante el Parlament de Barcelona, y repetida por los medios de comunicación con celeridad como una acusación, parece que se ha convertido en obligatoria para hablar sobre los mismos. Pero no se trata, repito, de violencia todavía. Sólo que (y no es poco), según mi parecer:

 Fuente: Juan Avellana, "Sol en mayo" (20 de mayo de 2011)

Donde había diálogo, ahora hay coacción.
Donde debería haber acogida (en eso consiste, al fin y al cabo, el proselitismo), hay enfrentamiento.
Donde debería haber discreción y confianza en el propio trabajo, hay un ansia de obtener publicidad a toda costa, buscada como algo bueno en sí mismo: en vez de pretender ganarse un prestigio, respaldado con hechos, el movimiento se lanza a adquirir "visibilidad" basada en actos espectaculares pero intrascendentes. O, lo que es peor, contraproducentes.

Contraproducentes: envenenados de vieja política. Escarnecer a la autoridad considerada ilegítima, a sus integrantes. ¿A qué conduce eso? La acción está mal planteada desde un principio; al margen de que al hacerlo abandona su propia naturaleza no violenta. Falta imaginación, y sobra impaciencia.

Escena de la protesta en la Plaza Catalunya de Barcelona tras la carga policial de desalojo
producida el 27 de mayo

En la acampada de Barcelona se han dado cuenta del contrasentido que había entre, por un lado, ofrecer flores a las fuerzas policiales y, por otro, tirar basura a los representantes elegidos por una mayoría de votantes (a Joan Boada, en este vídeo de Antena 3, emitido ayer en el telediario de las tres). Los dos gestos revelan dos concepciones muy distintas de las relaciones humanas. Por eso desde acampadaBCN han condenado la coacción a la que se ha sometido a los diputados catalanes esta mañana ("lamentamos las minoritarias acciones que se han salido del guión de acción determinada y no-violenta", dicen en su comunicado).
Pero no vale lamentarse solamente: hay que reflexionar en profundidad sobre la deriva que está tomando el movimiento.

Donde había inclusión, todos eran escuchados, ahora hay exclusión, a algunos se les hace callar.

El abucheo de integrantes del 15-M a Cayo Lara, Coordinador General de Izquierda Unida, cuando se dirigía a los medios de comunicación esta mañana tras una acción en la que él había participado, que ha logrado paralizar un desahucio, no augura nada bueno. Me ha dado un poco de pena oír a Cayo Lara en la cadena SER mostrándose comprensivo con el mal trago, para segurar que sigue adherido al 15-M, al que pertenecen desde el principio él y su hija. Ha dicho que el abucheo se trataba de un malentendido: los miembros del 15-M pensaban que él se dirigía a los medios como representante de Izquierda Unida, y por eso le habían gritado "No nos representas". Y ha seguido insistiendo en esa línea: que él sólo ha respondido a las preguntas de los medios de comunicación, en atención al trabajo de los periodistas y a título individual, como ciudadano. No obstante, en sus declaraciones a la SER ha revelado un dato clave, que nos puede ayudar a apreciar la escena de modo correcto (recomiendo verla): Cayo Lara ha dicho formar parte desde tiempo atrás de la plataforma contra los desahucios que había convocado el acto.
Ahí está el quid de la cuestión: la acción contra el desahucio estaba convocada por la Plataforma de Afectados por la Hipoteca, PAH, y a ella se habían sumado los miembros del 15-M. Por lo tanto, quienes podían haber recriminado algo a Cayo Lara son los miembros de PAH, que precisamente han pedido disculpas por los incidentes, afirmando que "todas las convocatorias de la PAH son de carácter pacífico y rechazan cualquier agresión, verbal o física, que se pueda producir ya sea contra participantes en la concentración como contra trabajadores de los medios de comunicación". A Cayo Lara le ha faltado cintura, o ganas, para defenderse: claramente, varios miembros del 15-M han pretendido escarnecerle en público: excluirlo. Si se da cancha a tasles comportamientos, ya no va a ser bien recibida en las asambleas o en las acciones cualquier persona que comparta los objetivos del 15-M y el deseo de cambiar las cosas.

Considero en sí misma preocupante esta deriva: desvirtúa el espíritu y los procedimientos que me animaron a participar de modo activo en el movimiento 15-M. Y eso, repito, que todavía no ha habido episodios de auténtica violencia, aunque sí mucha tensión y, desde luego, abandono de la estricta "no violencia", que debe excluir toda agresividad y amenaza.
El acoso al que se somete a los representantes de una gran parte de la población, porque una mayoría de españoles sí reconoce su legitimidad; dicho acoso, digo, está siendo reprobado de modo extendido y público y seguro que hará perder apoyos al movimiento. Más si tenemos en cuenta que la repercusión mediática de los incidentes gira en torno a la palabra "violencia", que ha acabado por resumirlos. Y dicha repercusión ha sido muy grande: ayer, noticia de última hora, apertura de informativos en la televisión y en la radio, tema de debate en las tertulias, y hoy sigue rodando, contaminada. Era sin duda la oportunidad que esperaban las autoridades y los medios de comunicación para deteriorar la imagen del 15-M.
Curiosamente, ahora la Generalitat no ha dado órdenes a la policía para actuar, y sus miembros hasta han optado por utilizar helicópteros para llegar al Parlament sitiado (algo bastante bochornoso, si se mira bien): les encanta la campaña de demonización que está desplegándose contra el movimiento. Primero, extender sobre sus actuaciones el estigma de la violencia. Y luego, ya se sabe, a cosechar: contra los violentos, violencia.
Como muestra de lo que se avecina, la opinión del docto y mesurado (aviso, se trata de una ironía) Fernando Savater: los indignados de Barcelona son "un hatajo de mastuerzos que quiere imponerse a los representantes de la votación popular y que, por tanto, debían ser desalojados por la Policía y nada más".
Y ojo con la preguntita para su encuesta diaria que plantea hoy Antena3 noticias: "¿Deben ser más contundentes las Fuerzas de Seguridad con los violentos?". Planteada en esos términos...
Sólo necesitaban una oportunidad. Y el ansia de publicidad, la impaciencia por actuar y ganar notoriedad, por generar una acción continua, aunque no atienda a objetivos concretos y dé pie a confrontaciones, conduce a esto.
Volvamos a los orígenes, hagamos amable y acogedora, creadora y creativa la asamblea de indignados. Acción directa no violenta, consciente, auténtica (con flores en las manos) y orientada a objetivos concretos.
                      

5 comentarios:

  1. por favor cuidense que no hagan con ustedes lo mismo que hizo el poder en Argentina un mes de diciembre de 2001. tengo tristes presagios de lo que pasa en europa. El Fmi actua del mismo modo en todas partes. y los gobiernos parecen responder todos con el mismo protocolo. no quiero que pase lo mismo! sepan adelantarse a los hechos por favor! y que no les roben el protagonismo, y la fuerza de la soberanía en acto, a flor de piel, que es la mas viva de las experiencias populares.
    hipolito

    ResponderEliminar
  2. Sin duda, el "corralito" de Argentina fue una experiencia traumática. No sé cómo reaccionaría, si sería capaz de conservar mi talante pacífico si me sucediera algo así: creo que sí, me ayuda el buen humor. Pero tienes razón: hay que evitar a toda costa que aquí haya un "rescate" del FMI, y hay que cuidar el espíritu de las asambleas, la solidaridad.

    ResponderEliminar
  3. No te confundas, esos "violentos" del Parlament no son 15M. Los que insultaron a Cayo Lara no son 15M... Es más, creo que ni siquiera son antisistema. Yo me decanto, por pura lógica y conociendo al poder y la dictadura, porque en ambos casos y en todos los que vengan se trata(rá) de infiltrados: policías o no policías introducidos hábilmente por el poder para destruir el 15M. Es un inside job.

    ResponderEliminar
  4. Tengo que volver a darte la razón: cada vez me inclino más a pensarlo. He encontrado esta reconstrucción de los hechos bastante plausible: http://jmgoig.wordpress.com/2011/06/15/estrategias-del-poder-para-desprestigiar-movimientos-sociales-el-caso-parlamentcamp/

    ResponderEliminar
  5. Y más pruebas que apoyan esta hipótesis, mejor dicho, esta verdad. Supongo que habrás oído hablar e incluso habrás visto los vídeos acerca de los mossos infiltrados entre los manifestantes pacíficos y que provocaron los incidentes violentos del Parlament el 15 de junio. Por si no, más información en mi refugio sonámbulo.
    Un abrazo.

    ResponderEliminar