miércoles, 27 de octubre de 2010

Vistas que abandono (me mudo I)


La vía de tren,
todavía activa,
con su pasarela y su quinta neomudejar,
obra de Fermín Alamo,
del otro lado
(que desde aquí es imposible ver, oculto por arrogantes bloques de edificios del desarrollismo).
Me permite el privilegio de oír el tren pasar
en las noches claras y a alguna hora de la mañana.
Incluso, cuando se inicia el ajetreo en la callejuela,
el carrito desvencijado de algún vecino, con su pesada carga,
evoca sobre las baldosas troqueladas el traqueteo de un invisible tren
sobre la vía.
(Lejano por este lado aún el largo tiempo prometido por nuestros gobernantes soterramiento,
sigue el ferrocarril tendido como una herida que separa los barrios nuevos,
ya no tan nuevos, del resto de Logroño.)

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