La civilización comienza siempre
con una rebelión contra la autoridad.
Ése es el significado de la mitología antigua de Occidente
reinterpretada en todo su esplendor por Freud,
tras largos años de experimentos,
observando, en pacientes reales,
el funcionamiento de la mente humana.
No me refiero sólo al que nos es más próximo,
herencia judía de la tradición cristiana:
la manzana del Paraíso,
que abre los ojos y nos equipara al propio Dios,
el fruto del Árbol de la Ciencia del Bien y del Mal
(sólo superado por la Pasión de un hombre, verdadero
Árbol de la Vida).
También hay otra prueba en el mito del parricidio:
Zeus contra Cronos, Júpiter contra Saturno.
Los hermanos, contrarios a la autoridad del padre,
que consideran una tiranía inaceptable,
se unen para matarle,
única forma de evitar acabar siendo devorados.
La autoridad paterna, despótica,
es sustituida por el amor fraterno,
la fraternidad que la rebeldía ha creado entre los hermanos.
Queda inaugurada la civilización, la cultura:
se ha alcanzado la igualdad
(Freud, El malestar en la cultura).
Y cada vez es más grande el número
de aquellos a los que, en este Planeta, consideramos nuestros iguales.
Nunca había sido tan alto como ahora:
pero parece que no es aún suficiente...
La venus de Brassempouy es un fragmento de estatuilla femenina de marfil. Se data en el Paleolítico Superior (21,000 a.C.)
y es una de las más antiguas representaciones detalladas del rostro humano.
No hay comentarios:
Publicar un comentario